martes, 13 de octubre de 2009

¿REALMENTE ESCUCHAMOS?*

Es frecuente que nos encontremos en situaciones en las que alguna persona querida nos reclama "¡Escúchame!" y le respondes con convicción y buena fe "te estoy escuchando", pero... ¿realmente lo estás haciendo?

Si revisas con atención esas situaciones, te darás cuenta que la mayoría de las veces el reclamo no es gratuito, sucede que aunque CREES estar escuchando, NO lo estás haciendo pues resulta que:


  • Dedujiste, "adivinaste" lo que iba a decir y te adelantaste a que termine...realmente ¿sabías lo que iba a decir? y si era así ¿no merecía que lo escuches? ¿lo que él tiene que decir no vale la pena?

  • Se te vinieron a la cabeza múltiples pensamientos automáticos y te encontraste "escuchando a tu interior" con una oreja (o más) y a esa persona con la otra.

  • Estabas preocupado por otros asuntos y realmente tenías urgencia por atenderlos, aunque quisieras por cariño o aprecio escucharla tu cerebro no estaba en ese momento en disposición de escuchar.

  • Tú querías hablar con esa persona de otra cosa y sólo estabas esperando que termine, para hablar de ese otro asunto importante para tí.

¿Te suena familiar algo de esto?, Bien, ese es el pan de cada día en nuestra labor de "escuchar al otro". Pero el problema es que esa realidad al no escuchar estás expresando IRRESPETO


La persona no escuchada se convierte en ese momento en No Respetada.


¿Cómo te sientes con eso? ¿Por qué digo que no escuchar es no respetar?


Lo que la gente dice sólo tiene sentido cuando alguien la escucha es así, porque mientras no haya quien reciba el mensaje (lo dicho) este no logra su razón de ser, ya que es mensaje se ha expresado para que otro lo escuche. Adquiere pues sentido en "el otro", en la acción de escuchar del escuchante y, al ser así, el emisor también adquiere presencia, reconocimiento como ser "emisor" en el escuchar del otro.


No escuchar significa así no reconocer al otro como alguien tan respetable como tú, significa no darle presencia en tu espacio, en el espacio que físicamente están compartiendo.

En sentido extremo no escuchar es decirle al otro "no existes", no te reconozco como persona que eres igual que yo y que por tanto merece ser escuchada.


Aunque sea alguien a quien quieres, en ese momento, la estás maltratando.


¿Qué hacer entonces?


Sabiendo esto lo lógico es pensar cómo evitamos ese maltrato.


Lo primero es ser consciente si estás escuchando o no.


Casi en simultáneo hay que evaluar si estamos en condiciones de escuchar en ese momento. Si la conclusión es que no lo estás, entonces es mejor que digas:



  • Sé que me quieres decir algo que requiere mi atención y quiero atenderte, pero este momento no es bueno para escucharte, ¿puedes esperar hasta las XX horas para conversar? o

  • Lo que me quieres decir ¿es urgente?, porque tengo poco tiempo en este momento y me gustaría atenderte bien. o

  • Qué interesante lo que traes ahora, pero me encantaría conversar sobre ese tema con tranquilidad, ¿te parece que lo veamos más tarde?

Estas frases están partiendo del reconocimiento del otro, le dan importancia y en ese contexto le proponen la posibilidad de respetarlo y reconocerlo, como él y tú desean, en un mejor momento.


Es posible que el otro en algún caso "entienda" que no te interesa, pero esa es su interpretación y si lo enfrentas con claridad y respeto tendrá que entender. Que lo entienda a su vez es el reconocimiento de que lo respetas y que te respeta. En síntesis, se trata de dos personas tejiendo redes humanas de colaboración, de reconocimiento mutuo, de construcción de seres más valiosos.



* No confundas escuchar con oir, no es lo mismo. Esto será tema de oreo artículo como este.

No hay comentarios: